miércoles, febrero 06, 2008

Cinco a quienes no les conviene Google Android

Lejos de ser experimentos científicos, los proyectos de código abierto son unas fuerzas muy poderosas, tanto en los aspectos tecnológicos como en los empresariales, sobre todo si cuentan con apoyo comercial y con el respaldo de una comunidad. Android es la plataforma móvil, abierta y gratuita de la Open Handset Alliance, respaldada por Google y otras 30 compañías de tecnología y movilidad, y tiene buenas razones para ocupar un lugar entre los grandes del mundo de los móviles durante algún tiempo. Los proyectos de código abierto tienen muchas ventajas fundamentales. Al cabo del tiempo, el código que producen es de más calidad que el de los proyectos privativos, y reducen los costes de desarrollo. También aceleran los plazos, rebajan las barreras de entrada para muchos proveedores y vendedores de servicios, y ofrecen las mismas oportunidades a todos. El mundo de los móviles necesita una plataforma de código abierto en la que invertir, y esa plataforma no sólo ya ha llegado, sino que está respaldada por los mejores.

Y siendo así ¿dónde está el problema?

Todas las monedas tienen dos caras. Aunque Android será importante por motivos técnicos --que pueden tener efectos secundarios sobre el mercado--, aún está por ver si Android resolverá realmente los problemas que aquejan actualmente a las operadoras móviles. ¿Proporcionará Android a los desarrolladores de aplicaciones móviles un modelo de compartición de ingresos que cuente con el apoyo de las operadoras? Es poco probable. ¿Dará paso el software abierto de Android a un mundo en el que las operadoras derriben las barreras que cierran el paso a sus jardines vallados? No, probablemente no.

Si bien muchos desarrolladores y departamentos de TI corporativos se beneficiarán de Android, habrá muchos otros que no tendrán una experiencia tan positiva. Desde mi punto de vista, ésta es la lista de víctimas que se verán perjudicados por la llegada de Android:

Los 110 millones de abonados de telefonía móvil de los EE.UU. que tienen contratos con AT&T y Verizon. Ninguna de estas dos operadoras forma parte de la Open Handset Alliance, como tampoco un número considerable de grandes operadores móviles del resto del mundo.

Nokia, Microsoft, Palm, RIMM y Qualcomm, que ahora tendrán que luchar contra otro SO más para teléfonos avanzados, fraccionando todavía más el mercado. Cuesta creer que la proliferación de sistemas operativos beneficie a alguien, especialmente a los consumidores y a las operadoras. Es posible que Android se convierta en la plataforma preferente, pero creo recordar que alguien ya dijo lo mismo de Linux.

Los desarrolladores de Android, que no tienen ni un sólo teléfono en el que implantar sus aplicaciones y tendrán que depurar sus aplicaciones para cada nuevo terminal que vaya saliendo. El colega bloguero Alec Saunders me cuenta que su reciente estudio sobre ingeniería ha detectado más de 30 combinaciones viables de terminal, sistema operativo y operadora, y eso sólo en el mercado norteamericano. Puede que una ventaja subsidiaria de Android para la economía general sea el futuro incremento de las plantillas dedicadas a homologaciones, que probablemente llegará en el momento más oportuno para aprovechar a todos los especialistas en los dialectos de la RDSI. (Éste podría ser un buen momento para tener presente que los éxitos de Apple en experiencia del cliente están vinculados directamente al hecho que que no tienen que lidiar con variantes del hardware ni de la plataforma).

Los departamentos de soporte de Sprint y T-Mobile, que son los que tendrán que atender las llamadas de los clientes cuando algún programa no autorizado se niegue a funcionar. Véase el apartado anterior. Me pregunto si la naturaleza del desarrollo para Android en la práctica podría ser similar a la del desarrollo de centralitas, donde si bien el problema básico es bastante sencillo, las realidades prácticas de 400 funciones, o en este caso de 30 teléfonos de distintas operadoras, impide que las empresas muy pequeñas lleguen a triunfar.

El resto del mundo, porque el problema de la innovación en las aplicaciones móviles no es la escasez de aplicaciones móviles atractivas. El problema es que la gente desconoce la existencia de dichas aplicaciones, y cuesta creer que un marco móvil abierto vaya a resolver este problema. Y aunque lo hiciera, la mayoría de las aplicaciones móviles se enfrentan a otro obstáculo: obligan al usuario a cambiar de hábitos. Por desgracia, la proliferación de interfases de usuario y marcos de trabajo acentúa el problema, y la solución no es la llegada de otro marco de trabajo más, como Android.

© 2008 Thomas Howe

Publicado en GigaOM y reproducido con permiso del autor

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