viernes, febrero 29, 2008

La NASA realiza una simulación en 3D de un aterrizaje en el polo sur de la Luna

La Luna ha vuelto a convertirse en el mayor objeto de deseo de las principales agencias espaciales, pero aún hay muchas cosas que ignoramos de ella y que podrían poner en peligro a los robots o astronautas que la visiten en el futuro. Gracias a un nuevo mapa tridimensional, la NASA sabe ahora los obstáculos que encontraría una nave para aterrizar sobre el polo sur.

La NASA acaba de llevar a cabo un experimento desde el desierto de Mojave, en Nuevo México, para realizar con señales de radar un mapa topográfico (esto es, en tres dimensiones) del polo sur lunar, que es uno de los lugares favoritos para albergar futuras misiones y, quizás algún día, bases científicas habitadas por astronautas.

Dos misiones anteriores de EEUU, la Clementine y la Lunar Prospector, hallaron indicios de que el polo sur –y también el polo norte, en el caso de la Lunar Prospector– del satélite alberga grandes cantidades de hielo, lo que convierte a este lugar en un objetivo preferente para ser estudiado en profundidad.


Antenas gigantes

Los nuevos mapas de la NASA han sido elaborados gracias a los datos obtenidos desde el Goldstone Solar System Radar, un conjunto de antenas gigantes dedicadas a la observación del espacio profundo.

La información obtenida ha permitido a los especielistas determinar que esta zona de la Luna es mucho más irregular y rugosa de lo que se pensaba. "Ahora sabemos que el polo sur tiene picos más altos que el McKinley [el punto más alto de EEUU, a más de seis kilómetros sobre el nivel del mar] y fondos de cráteres cuatro veces más profundos que el Gran Cañón", explica el ejecutivo de la NASA Doug Cooke.

"Habrá desafíos que superar con un terreno tan rugoso, y estos datos serán fundamentales para la planificación de futuras misiones lunares", añade este experto.

La NASA ha realizado una simulación por vídeo de un aterrizaje sobre el cráter Shackleton, que tiene una planicie sobre la que podrían posarse naves.

Tres señales de radar

Para obtener el nuevo mapa tridimensional, se lanzaron tres señales de radar durante 90 minutos cada una desde una antena de 90 metros en Goldstone. Las señales rebotaban contra el rugoso suelo del polo sur y volvían a la Tierra, donde se encargaron de captarlas otras dos antenas de radar, esta vez de 34 metros cada una y separadas a 13 kilómetros la una de la otra.

Al recibir las mismas señales desde distintas posiciones, los científicos pueden determinar la profundidad o la altitud del terreno del que proceden y así realizar el mapa topográfico.

Las tres señales se enviaron a lo largo de seis meses durante 2006, y tardaban dos segundos y medio en llegar a la Luna y regresar repletas de información sobre su suelo. El nuevo mapa tiene una resolución de 20 metros por píxel, lo que permite distinguir accidentes geográficos del tamaño de un chalé y supera 50 veces los anteriores datos.

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